
Se ha escrito mucho sobre el supuesto vinculo que existe entre el gobierno mexicano y el Cártel de Sinaloa, grupo criminal -liderado por Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada- que en vez de debilitarse después de 3 años de “guerra contra el narco”, ha aumentado su poderío delincuencial expandiéndose en gran parte del territorio mexicano.
Y aunque la administración de Calderón ha negado cualquier nexo con el narcotráfico, hay datos que revelan lo contrario, como señala la consultoría en seguridad global de origen estadunidense Stratfor en su reporte “Mexican Drug War 2011”, el cual muestra a grandes rasgos el lamentable panorama actual que se vive en el país con relación al crimen organizado.
El informe sostiene que el “gobierno mexicano ha decidido que el mejor curso de acción es librar una guerra de desgaste en la cual el cártel de Sinaloa asuma la posición dominante en el país, lo que permitiría imponer una reducción forzada de la violencia de los grupos criminales y que la organización dirigida por el Chapo Guzmán sea utilizada para someter a las bandas más endebles”. Como resultado, mientras las autoridades con sus operativos han debilitado a todos los cárteles, “el de Sinaloa ha demostrado ser inmune a la crisis y está creciendo”.
El poder de Sinaloa es excesivo: tienen la hegemonía total en el occidente del país; con sigilo "estrangula" el flujo de ingresos de la organización de Vicente Carrillo Fuentes (Cártel de Juárez); bloquea efectivamente a otra banda criminal en descenso –una sombra de sí misma–, la de los hermanos Arellano Félix (también conocida como cártel de Tijuana), quienes incluso le tienen que pagar por el derecho a acceder a los puertos de entrada de California; ayuda actualmente al cártel del Golfo en un batalla contra "Los Zetas" en el noreste, apoyándolos sobre todo en la lucha por la plaza de Tamaulipas; La Familia Michoacana o Los Caballeros Templarios (como ahora se le conoce) depende de este Cártel para restablecer su infraestructura antigua y sus rutas de contrabando; y actualmente pelea por hacerse de la supremacía en Acapulco.
La consultoría estadounidense, que publicó recientemente este informe, asegura que el de Sinaloa sigue siendo el mayor y más coherente de los cárteles mexicanos, “pues no ha dejado de hacer incursiones en territorios de otros grupos criminales, amigos y enemigos por igual. Esta expansión se ha visto en Durango, Guerrero (especialmente Acapulco, su puerto marítimo vital) y Michoacán, así como la ciudad de México”.
Lo que sorprende del Cártel del Chapo, no sólo es que “es inmune a los operativos” que implementa el Gobierno Federal, ni que en todos los casos gana plazas en territorio mexicano, más bien llama la atención el hecho de que se ha mantenido como una organización cohesionada y conserva los ingresos muy diversificados, pues controla productos que van desde estupefacientes hasta aguacates. El de Sinaloa es el grupo delictivo que se beneficiará aún más del caos en todo México, y a la administración de Calderón, al parecer también le conviene esa situación.
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